El profesor Emilio Beltrán Sánchez era una persona buena, con una amplia dimensión de trascendencia. Una persona que irradiaba luz: la luz de sus conocimientos, de su generosidad, de su coherencia, de su amistad, de su lealtad, de su paciencia, de su liderazgo y de su tolerancia.
Tuve la suerte de conocerlo cuando alboreaba el otoño en mi vida -era mucho más joven que yo- y ha sido una de las mejores cosas que me ha ocurrido en el peregrinar de mi existencia. Porque conocer a un personaje de la dimensión humana del profesor Emilio Beltrán es algo que apenas pasa en la vida y me siento un privilegiado de que eso me haya ocurrido a mí.
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Publicado por Lawyerpress