Esta frase cotidiana y por todos asociada a nuestro internacional cantante Julio Iglesias (padre) puede resumir bien la recuperación del pulso social, económico y político al regreso de las vacaciones estivales de los españoles. Y es que, tras seis años de crisis económica y decaimiento anímico, parece que la economía remonta (crecimiento del 0,6% entre abril y junio) y que la vuelta al cole y a las rutinas profesionales se pueden vivir con mejor cara. Por fin, parece que “la vida sigue igual” (o casi) pues, aunque no está claro del todo, necesitamos tranquilizarnos tras años de convulsión y de momentos al borde del precipicio.
Pero las incógnitas continúan y la volatilidad en los resultados de las estrategias empresariales será aún muy elevada, por lo que es preciso gobernarse con cautela y conocimiento en un terreno muy resbaladizo. La marcha debe ser guiada con certeza desde la experiencia del gestor y desde el conocimiento del asesor, pues se camina sobre una senda aún estrecha y rodeada de abismos.
Sin embargo, a pesar de los peligros, hay que seguir avanzando y, como dice la citada canción, “siempre hay por qué vivir y por qué luchar, las obras quedan y las gentes se van…y otros que vienen las continuarán”…y así ocurrirá este próximo año en el escenario económico y social español que afronta los retos de consolidar la tendencia de recuperación que se percibe desde hace unos meses y de cerrar reformas sectoriales fundamentales como la de las entidades financieras, que abordan las pruebas de estrés del otoño con razonable optimismo (aunque con cautela por el posible endurecimiento de las mismas tras el caso del Banco Espírito Santo). Queda pendiente la futura rendición de los instrumentos del rescate bancario, viendo las cuentas del FROB y de la SAREB. Otros sectores como la construcción y las ventas minoristas reflejan la vuelta a parámetros de hace seis años y el turismo también nos sonríe (…)
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